jueves, 5 de diciembre de 2013

242.03 Largo regreso a casa. Gironella

19 de junio de 2010. Una visita a Gironella, a mis amigos Teresa y Mauri. Nos conocimos en 2004, mi año más viajero, en Oslo, en viaje organizado por Noruega y llegamos hasta Cabo Norte. No era un viaje caminando. En aquella época yo todavía estaba trabajando y no tenía tantos días de vacaciones como ahora. En mayo de 2005 cumpliría los sesenta años y tendría oportunidad de firmar un contrato de relevo que me permitiría iniciar este camino en 2006, y que acabo de terminar en 2010.
 Desde aquél verano de 2004, empezamos a escribirnos y pronto nos vimos. En Navidad del mismo año, con motivo de mi viaje a Argelia, cuyo vuelo salía de Barcelona. Pasé algún día en su casa, donde dormí y pude probar la comida de Teresa, así como sus riquísimos panellets. También conocí a los padres de Mauri y a sus hijos bomberos, Lleí y Didac, así como a Sara, la novia de Lleí, que no tardarían en casarse. Hoy, mis amigos ya son abuelos de dos nietos, uno de cada hijo: Set e Iu.
Al día siguiente, después de que Mauri me recogiera en Girona capital, tras una cena en una sociedad que había colaborado en potenciar la consulta sobre el independentismo catalán, y un sueño reparador, salimos de visita por los alrededores. Visitamos la ermita que veis en las anteriores imágenes donde nos sacamos fotos. En la primera vemos al matrimonio amigo, en la segunda a Teresa conmigo y en ésta al caminante con Mauri. El lugar es un restaurante próximo a la ermita en que dentro de pocos días se va a celebrar la boda entre Didac y Anna.


También fuimos a visitar el nacimiento del río Ter. El agua bajaba torrencial en estos días previos al inicio del verano. Después de haberlo atravesado sin dificultad en la desembocadura, me sorprende ver tanta agua y con tanta fuerza. Además, el entorno, parece un vergel. Todo parece salir de la roca, a través de la cascada.


No pasamos mucho tiempo allí, puesto que, a pesar de la época del año en que estamos, se nota demasiado la humedad y, para estar en camiseta, hace bastante frío, así que nos vamos alejando de tan bonito lugar con intención de coger mayor perspectiva y ver el lugar en todo su contexto.

Este alejamiento, nos permite ver la montaña de la que mana el agua que luego será el Ter. En la cima de la montaña está el pueblo en el que viven los próximos consuegros de mis amigos, los padres de Anna. No es Cuenca, pero al estar las casas colgadas sobre el abismo, me lo recuerda. Por otro lado, siendo tanta el agua que sale de esa montaña, da la impresión de que algún día ese mismo agua, en su conducción por los entresijos de esas tierras y rocas, pueda desmoronar la montaña y derribar el poblado construido en lugar tan estratégico. 

De regreso, visitamos otra pequeña ermita, próxima a la casa de los Viles. Aquí vengo paeando con Mauri y nos acompaña su perro.

Un arriate de su pequeño y sencillo jardín, florido y bien cuidado, que tiene su complemento con otros tiestos y flores que adornan el terreno colindante.

Ese día también se celebra un partido de balonmano femenino. Las chicas de Gironella están exultantes, ya que se han quedado campeonas, en un campeonato a nivel estatal.

En reconocimiento, los responsables de la Colla, han llevado sus Gigants. Mauri, al ser uno de los responsables y porteador de uno de ellos, me deja probar. Pesa demasiado para mí y, supongo, me falta técnica.

A la salida del partido, los gigantes bailan en honor de las campeonas.

Por la tarde Mauri me acerca a una estación donde me irá a buscar mi amigo de Balneario Josep que junto a su mujer Lili conocí en Fuentes del Trampal y que me han invitado a pasar una jornada completa con ellos.



20 de junio de 2010

Una jornada y media en Sant Antoni de Vilamajor.

Esa tarde Josep me lleva a su casa, cenamos junto a Lili y duermo allí. A la mañana siguiente, después de desayunar, Lilí tiene que acudir al centro donde colabora en temas de salud física y a la que hacen una fiesta de despedida, puesto que ya deja la actividad de la que hasta ahora se responsabilizaba. Pep y yo nos vamos a hacer un recorrido por los alrededores del Montseyn. El paseo es muy bonito y nos entretenemos al regreso en este árbol, un castaño frondoso, en cuyo interior hay un gran refugio que, para caso de necesidad puede guardar a un caminante del acecho de la fauna local o de las inclemencias del tiempo. Hemos comido un poco, para no desfallecer y luego haremos la comida principal en casa, ya con Lilí y charlaremos en la sobremesa de mi viaje y de las familias de ambos, de Augusto y de los balnerios.


Luego damos un paseo por el jardín, donde tienen este otro frondoso árbol, de cuyo nombre no puedo acordarme. Está florecido con ramilletes de flores blancas y da mucha sombra. Está puesto adrede para que la dé en verano. En los días tórridos del estío da gran frescura al ambiente.

Tras el relajo, la charla y el paseo,  me acompañan para llevarme en su coche a la estación, para coger el tren que me llevará a Barcelona.

Debía pasar por casa de Lluisa, que había comprado alguna ropita para mis nietos, pero no me cuadra bien pasar por allí y menos ir más cargado, pues ya tengo bastante con el peso de las mochilas. Otra vez será.

En el tren no ocurre ningún acontecimiento que tenga entidad como para reseñarlo.


20 de junio de 2010

Ayer por la tarde llegué a casa de Ana. Me prepara una rica cena, charlamos de mi viaje de sus actividades en la Universidad, pone una bonita música. Rememoramos los días del balneario de Verche, los paseos con Joan, Augusto y las cuatro chicas. La visita al acueducto romano que va de Calles hacia el otro pueblo que mi memoria se resiste a develar. Nuestra merienda en el pantano cuya agua va a parar al mar en la capital valenciana. Alguna noche en el balneario bailamos alguna pieza, en los tiempos que nos dejaban libres los ejercicios de memoria, los paseos, los ensayos del coro y de los teatros. Esta noche, también con música romántica, damos algunos pasos de baile. Nos da así la media noche y decidimos irnos cada cual a su cama. Ana a la de todos los días y yo a la que me ha preparado. Mañana será otro día y lo dedicaremos a dar un paseo hasta la hora de mi marcha.


21 de junio de 2010

La foto de arriba ilustra el paseo por los jardines de los alrededores de la Universidad. Ana ante una de las puertas de entrada. Abajo, Ana me saca una foto a mí en los mismos jardines donde se puede apreciar la variedad arbórea, sobre un cesped verde y en el centro de la ciudad condal. Después Ana me acompañará al tren que me llevará a L'Hospitalet de l'Infant, donde no me espera nadie, pero que, algo más al sur tiene la playa del Torn, una de las playas que más me gustaron de mi vuelta a la península.

Esta foto la saco desde la illeta del Torn. Como en el restaurante del camping, que está al Norte y me alejo hacia el lado contrario y llego a la illeta del Torn. Al otro lado de la illeta hay una playa más pequeña. Hoy hay poca gente en la playa y mi intención es cenar en el mismo restaurante y dormir por la noche en la playa. Ahora hago un par de dibujos:

En ambos dibujos, podemos contemplar a los pocos nudistas que están, como yo, en la playa. En el primero se ve, al fondo, el Templo del Sol, que corresponde al camping nudista y, más al fondo aún, los primeros acantilados y el pueblo de L'Hospitalet de l'Infant. En el último dibujo se ve la Illeta del Torn, una roca que divide la playa en dos. Hacia el Norte la gran playa del Torn y hacia el Sur, la pequeñita.

El 22 de junio ya voy hacia Aldover, donde mi amigo Joan me ha invitado a pasar unos días en su hort, una antigua casa rodeada de palmeras, naranjos y otras lindezas.

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