jueves, 12 de diciembre de 2013

Unos días en Aldover recorriendo la zona

23 de junio de 2010. Unos días en Aldover y recorriendo la zona (Del 23 al 29 de junio).

Primera parada: Tortosa.

He cogido el tren en l'Hospitalet de l'Infant y me bajo en Tortosa.
Allí he quedado citado con Joan, que me vendrá a buscar en su coche por la tarde.
Voy a dar una vuelta por el núcleo urbano y me intereso por un edificio: El Archivo Municipal.
Se trata de un edificio noble rehabilitado para archivo y que presenta el precioso patio que os presento en la foto.
Después de comer algo, espero en una terraza a que Joan aparezca.
Lo hace en su coche y nos vamos a Aldover. Me instalo en su casa y cenamos en un lugar entrañable que él conoce bien y celebramos la víspera de Sant Joan, y contemplamos los preparativos para el encendido de las hogueras.
Regresamos a su finca y me acomodo en una habitación de la planta baja con acceso directo a sus naranjos.
Por la mañana, me levanto, voy a los naranjos, elijo una naranja y me la como. ¡Qué rica me sabe! Del naranjo a mi boca sin pasar por intermediarios.
Después de desayunar nos vamos hacia la desembocadura del Ebro. Allí nos subimos a una especie de pirámide truncada construida en madera y que no vi cuando pasé el año pasado. Quizás no estuviera entonces, pues se ve que su factura es muy
reciente. El lugar es magnífico para observar esta parte final del Delta del Ebro. Antes de ir allí, hemos pasado por Deltebre-La Cava y saludado a mi amigo Nicanor. Rememoramos mi paso por allí en verano de 2009. A Salvador no le podremos ver.
Luego nos vamos a comer al Restaurante Vascos, donde tan bien me trataron y, después de pagar, me presento. Todavía sigue la amenaza de derribo pero, de momento, el restaurante sigue en pie.
Tras un día placentero, regresamos a Aldover.
Otro día comemos en Nuri.
Esta mañana Joan tiene tarea y yo me voy por el río caminando hacia el pueblo próximo. En la foto se ve cómo Aldover va quedando atrás. Voy disfrutando del paisaje y calculando el tiempo para saber en qué momento regresar y que no se me haga demasiado tarde para la hora de la comida. El paseo es muy cómodo, ya que no llevo las mochilas y, como decía Machado, se camina mejor cuando se va "ligero de equipaje".
Paralelo al río va un canal que, de vez en cuando, se puede cruzar por un puente o una esclusa.
Es fácil diferenciar el río del canal, puesto que el segundo, al estar canalizado, como la propia palabra indica, sus bordes son casi perfectos y paralelos.
Eso me permite ir por un lado del canal, el más próximo al río y regresar por el lado opuesto y que, a la postre, no ofrece apenas diferencia.
Sin salirme del canal, llego al pueblecillo objeto de mi visita: Xerta.
Allí charlo con las gentes del lugar.
Me informan de los últimos acontecimientos.
Alguno ya conoce a Joan.
Me dan ideas para el regreso.
El día está soleado y hace calor, pero con la proximidad del agua, resulta llevadero.
Inicio el regreso.
Desde el otro lado del canal, asciendo a una pequeña loma próxima a la esclusa, y desde esa altura puedo sacar una foto en la que se aprecian las dos corrientes de agua; primero la del canal, perfectamente delimitada y, al fondo, el río Ebro, con su trazado más irregular, sus meandros y sus islotes.
Ya estoy en casa.
Una muestra de los naranjos de Joan.
No resulta económico recoger las naranjas por el precio que se pagan en el mercado.
No es la mejor época para saborear las naranjas, pero a mi me parecen exquisitas para los desayunos matinales. Los autóctonos no las aprecian tanto, porque las tienen a mano siempre que quieren, pero a mí, que no tengo esa oportunidad durante el año, me parecen deliciosas.
Otro día fuimos a visitar Gandesa.
En este pueblo rememoro las "batallas" que nos contaba mi tío Ramón cuando estuvo peleando con los "nacionales", donde le tocó, mientras a mi tío Javier, su hermano, le tocó estar en el lado de los republicanos.
Canto a Joan lo que recuerdo de la canción:
"Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero (bis)
En el frente de Gandesa, primera línea de fuego (bis)
Y si quieres comer bien, para estar en buena forma (bis)
En el frente de Gandesa, allí tienes una fonda (bis)
En la entrada de esa fonda, hay un moro Mohamed (bis)
Que te dice: "pasa, pasa, ¿qué quieres para comer?" (bis)
El primer plato que te dan, son granadas rompedoras (bis)
El segundo de metralla, para recobrar memoria (bis)
Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero (bis)
En el frente de Gandesa, primera línea de fuego (bis)."
No sé si mi versión es correcta, pero es lo que recuerdo de ella.

Antes de Gandesa, visitamos este pueblo precioso, al borde del Ebro. Primero ascendemos hacia el castillo.
Desde allí nos asomamos para apreciar el río Ebro y los tejados y terrazas de las casas de abajo.
El castillo está siendo rehabilitado.
Aquí veis al caminante que, este año, al haber sido tan escaso el camino, no ha perdido la barriguita. Otros años, en los que he caminado, más o menos, unos dos meses, he solido perder unos 7 kilos apro-
ximadamente.



Vamos bajando por las estrechas callejuelas y llegamos al lecho del río. Vemos a Joan mirándolo y, al fondo, la torre campanario de la iglesia.
Volvemos a meternos entre calles porque nos han asegurado que el castillo es visitable.
Pero nuestras pesquisas no dan buen resultado.
Tras dar un paseo entre calles y asomarnos para ver lo que nos interesa, retrocedemos al punto de partida.


Una de las callejuelas por las que bajamos.
Vemos a Joan pegado a los grandes muros.
Las casas son bastante bajas, y sólo destacan con sus grandes muros los dos edificios principales: la iglesia y el castillo.


Nos vamos alejando del pueblo, lo cual nos permite ver una visión de conjunto de gran belleza, ya que el Ebro lo realza, al ver reflejados en su lecho la gran peña y los edificios.

Aquí, en la foto, lo podemos apreciar.
La iglesia es el edificio más alto de la zona urbana pero, el castillo, al estar en  la cima de la gran peña rocosa, domina todo el conjunto.

Es un ejemplo más en que la protección material es preponderante ante la protección espiritual.




También visitamos este pueblo cuyos vestigios recuerdan la contienda entre los hermanos de las dos Españas.

Las casas derruidas permanecen como quedaron.

El edificio que permanece en pie es el edificio y la torre de la iglesia.
Probablemente haya sido restaurado, pero no lo podemos visitar, porque está cerrado cuando llegamos.


Aquí tenemos una muestra de la iglesia con su torre campanario.

El  gran contraste entre el edificio de la iglesia, en muy buen estado, y la del pueblo llano, completamente destruido, me produce una sensación de mayor injusticia.


Y ahora sí, ahora ya estamos en Gandesa, donde podemos apreciar, desde un gran mirador, lo que fue el gran campo de batalla.


Con este recuerdo y tras subir a una torreta alta y estratégica, en la que un hombre vigila los probables incendios forestales, damos por finalizada nuestra visita a Gandesa.

Pasamos por este edificio que es bodega y punto de venta de vinos y otro productos de la huerta del lugar y con él acaba mi visita por tierras tarraconenses.
Regresamos a casa y al día siguiente me voy en tren en dirección a Irun, pero cambiaré de opinión y, como mañana es el día de San Pedro, decido parar en Alsasua, donde mi hermana me invita. Mañana iremos a la romería.


A lo largo de los días que estuve en Aldover, me entretuve, en los ratos libres, en hacer este dibujo, que es una muestra parcial de la gran casona de Joan, donde pasé tan felices días. Uno de los días tuvimos gran fiesta, ya que se celebró aquí la comida por el bautizo de Mireia, una sobrina, nieta de una hermana de Joan, donde ayudé en el montaje y estuve invitado a la cuchipanda. Fue divertido entre tantísima gente desconocida. Joan me invita a repetir, lo cual indica que estos días disfrutados en Aldover también fueron gratos para él, pero mi viaje de verano continúa y el próximo verano toca Baleares y los tres siguientes la periferia francesa.


29 de junio de 2010.
Romería de San Pedro.
Una foto con mi hermana en la campa.
Al fondo la ermita de San Pedro, compartida por los pueblos de Alsasua y Urdiain. La muga la parte en dos; la parte del altar, con la efigie del santo, está en la zona de Urdiain y la nave en la de Alsasua. 
Los alsasuarras celebramos la fiesta el día del santo y, los urdintarras, el domingo siguiente.


La tradición es que, el ayuntamiento, invita a los romeros a vino, en la hora del almuerzo, después de celebrada la misa en la campa, ya que la ermita se queda pequeña ante la afluencia de tanto feligrés.

Aquí veis al caminante, fiel a la tradición, bebiendo buen vino tinto servido en tacica de plata.

Después llega la hora del baile, antes de que el ayuntamiento, con toda la comitiva, inicie el baile a lo suelto, el "Joxe Mari ipur zulo" y otras danzas propias del lugar.

En la foto bailan, entre otros, mi hermana y mi prima Lourdes.

Ese día comeremos en casa.

Los tiempos de la niñez, en los que íbamos a celebrar la comida en las campas, en los que íbamos cargados desde casa con el gran cesto de comida, que nos tumbábamos a comer, alrededor de un mantel extendido en el suelo, ya pasaron a la historia.

Por la tarde me encuentro a mi prima Lourdes, que ha sacado a pasear a su madre, mi tía Josefa, a la que le quedaba ya poco tiempo más de vida. Cuando le preguntaba: "¿cómo estás tía?", respondía: "vivimos".

Esa tarde regreso a Irun, dando por finalizado mi último tramo de mi viaje por la península.

Ya de regreso a Irun, la vida vuelve a la normalidad.

Una jornada de visita a la familia en Donostia - San Sebastián.

Donostia, pensando en su capitalidad europea está viviendo en una burbuja. Esta pompa indica a la perfección esa situación.

Esta foto la presenté para el premio de fotografía Ciudad de Irun, que no pasó ni la primera criba.

La pompa explotó al chocar contra la barandilla de la Kontxa.
Apoyado en el muro, junto al Kursaal, con el espigón y la playa nudista de la Zurriola, vemos a Abderrafiq, de Tanger, que vino a vivir a Donostia hace unos cuantos años y es un experto en saltos y volteretas sobre la arena. Este es uno de sus campos de entrenamiento. Está conmigo en el programa Izeba que depende de Baketik y de Diputación. Tiene muchos amigos en San Sebastián.


















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