miércoles, 3 de abril de 2013

178.1 Introducción

178.1 INTRODUCCIÓN

En verano de 2008 finalicé, completando la costa murciana, mi paseo que había comenzado en Portugal. Llegado a las Calas de Campoamor (Orihuela), en Alicante, di por concluido el viaje. En 2006, las costas del norte me ocuparon 60 días; en 2007, las portuguesas 56; y en 2008, las andaluzas y murcianas 62; por tanto, si la matemática no engaña, cumplí 178 días de marcha que, este verano de 2009 pretendo completar con la mirada puesta en Collioure (Francia). Mi destino: la tumba de Antonio Machado. Mi homenaje: Recitar al poeta que decía:  “caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

Por lo dicho, la primera etapa de este año llevará, entre paréntesis, la cifra de 179 que será el referente de los días empleados desde que en 2006 salí de Saint Palais-Donapaleu (Francia).

Los que  me venís leyendo, ya conocéis mi filosofía de viaje y no es cuestión de repetirme más de lo que ya me repito. En algunos casos, al contar un viaje, muchas de las acciones se repiten día tras día, semana tras semana (despertar, recoger, bañarme, secarme, caminar, desayunar, comer, cenar, escribir…) y, en estos casos, hay que ser muy habilidoso (que no lo soy) para evitar la redundancia. Lo que sí son irrepetibles son los variados encuentros y, en estos casos, me gustaría transmitiros la emoción sentida. No sé si lo conseguiré.

Básicamente parto con el mismo equipaje del año pasado. Sólo varía mi recipiente de agua, que ya veréis. El peso de mis mochilas será de unos siete kilos, corregido ya el error del primer año. El peso que perdí por desgaste y alimentación inadecuada fue, en 2006, 7 ½ kilos (salí con 66,4 y volví con 58,9); en 2008, 8,7 kilos (67,1 – 58,4); en 2009, regresaré con 2 ½ kilos menos (67,8 – 65,3). Los gastos de este último tramo, rondarán los dos mil euros.

Pero llegado a este punto, debo hacer alguna matización porque, una cosa fueron las intenciones y otra la realidad. Lo cierto es que, aunque narraré el paseo hasta Collioure, no me quedará más remedio que crear un punto de inflexión en Sant Antoni de Calonge, lugar en que el 18 de julio de 2009, fecha fatídica, en Roques Planes, me rompí el peroné; quedando en suspenso el viaje que no finalizaría hasta junio de 2010, ante la tumba de Antonio Machado.

Las diapositivas que hice caminando, y que iré presentando en su momento, fueron 704, distribuidas así: Murcia (9), Alicante (148, donde me sorprendió la Serra Gelada), Valencia (77, con atención a los edificios en el antiguo cauce del Turia), Castellón (56), Tarragona (152, con el magnífico delta del Ebro), Barcelona (49) y Girona (213) que se complementa con 6 fotos en Portbou, donde ya no encontré rollo de diapositivas, y tuve que comprar una máquina de usar y tirar que, además, se atascó, y 15 en Francia, siendo la última ante la tumba del poeta en Collioure. Presentaré alguna más en los post y en los previos.

Entre mi salida de Irun y mi escayolado en Palamós, me gasto casi dos mil euros; teniendo en cuenta que en esos 51 días, 26 duermo en playa, 10 invitado por amigos y, de pago, 12 en pensión y 3 en albergue juvenil ¡Qué pocos albergues he encontrado! A esos gastos habría que añadir los producidos entre Palamós y Collioure de 2010, que habría que sumar para saber el gasto total; pero es un tema que a mí me interesa más que a vosotros..

Este año va a haber una novedad que va a diferenciar éste de los otros tres tramos. Cogeré tren, para retroceder y volver al mismo sitio, aprovechando que en Denia hay uno de vía estrecha que hace recorrido hasta Alicante y que, en algunos tramos, pasa por terrenos que ya he pateado. Aunque el otro, será el tramo más interesante, y que se aproxima más a las playas, y es el que va de Salou a L’Ampolla de Mar y que aprovecharé para revisitar la magnífica playa nudista del Torn.

Otra novedad es que este verano, por fin, me desprendo de credencial. Ya no tengo necesidad de coger sellos que demuestren que paso por los lugares. Los dos primeros años lo hice con credenciales oficiales porque iba camino hacia Santiago y para poderme beneficiar de las ventajas de los albergues preparados al respecto aunque, en el segundo, eso sólo ocurrió en el inicio, en Sevilla, y casi al final, en San Pedro de Rates. Allí me pusieron el carimbo (sello) más bonito; a dos colores. En el viaje por el sur de 2009, me construí una credencial casera y seguí coleccionando sellos, aunque ya mi destino había dejado de ser Santiago de Compostela y había pasado a ser Collioure, en Francia, donde visitaría la tumba de Antonio Machado. El poeta no me iba a exigir credencial alguna y se iba a contentar con mi recitado de su poesía del caminante. Con esta decisión, me quito un trabajo, pero también las oportunidades que me ofrecía y alguna experiencia interesante como la ocurrida en la Cámara Municipal de Matosinhos, y que ya relaté en mi viaje por las costas portuguesas, en la etapa Porto-Lavra.
 
Y, sin más dilación, comienzo el relato.

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